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He recibido algún que otro buen comentario sobre estas humildes entradas
que les vengo aportando y quiero responder, gratitud aparte, que yo también
estoy aprendiendo mucho con esto. Tanto que he decidido que uno de mis trabajos
de la carrera de este cuatrimestre será sobre la moda española en la Edad
Moderna. Dicho esto, les cuento que vengo leyendo varios artículos sobre el tema
y he llegado a unas primeras conclusiones: la moda siempre es reflejo de la
situación política y económica de la época y más particularmente, en el caso
español moderno, del enfrentamiento entre la tradición religiosa y sobria
española, y el lujo que venía desde Francia.
En el siglo XVIII se
produce, guerra mediante, un cambio de dinastía en España: los Habsburgo dan
lugar a Borbones (el Rey actual es un borbón, si ese, el que mata elefantes)
venidos de Francia, que traen consigo aires de renovación y, por supuesto, toda
el estilo francés mucho más recargado y lujoso que no tarda en entrar en
conflicto con las costumbres locales. Durante el reinado de Carlos III
(1759-1788) su ministro de mayor confianza, Leopoldo de Gregorio, el marqués de
Esquilache, se propuso modernizar la sucia e insegura villa de Madrid, con
medidas de lo más, digamos, coherentes como las fosas sépticas, el alumbrado,
la pavimentación. Pero también se empeñó en desterrar el uso de un atuendo
típico, la capa larga y el chambergo (una especie de sombrero de ala ancha) ya
que permitía cubrirse, pasar al anonimato y esconder armas. Con esta medida, el
ministro pretendía mejorar la seguridad de la ciudad. El llamado Bando de capas y sombreros del 10 de
marzo de 1766 ponía en palabras del rey: "quiero
y mando que toda la gente civil... usen precisamente una capa corta... de forma
que de ningún modo... oculten el rostro"(Novísima recopilación, Ley
XIII, en Los Códigos españoles concordados y anotados, vol. 7, pg. 378).
El pueblo vio esta medida
como un intento de imponer una moda provenida de Francia (aunque Esquilache era
italiano), y no tardó en reaccionar violentamente. Pero por supuesto una
reacción tan violenta como la que provocó, poco tenía que ver con el cambio de
vestuario, sino con la situación de hambruna que vivía el pueblo y el aumento
del precio del pan. El domingo de Ramos, 23 de marzo, se desencadenó en la
plazuela de Antón Martín (donde está la actual entrada al subte) un
enfrentamiento entre uno que llevaba los atuendos prohibidos y un alguacil, que
permitió asaltar el cuartel y tomar de allí armas. Luego comenzaron a marchar
por Atocha, cada vez más "revoltosos" gritando: ¡Viva el Rey! ¡Viva España! ¡Muera Esquilache! En el vídeo que les
paso abajo, que son fragmentos de la película Esquilache de 1989, sobre este tema, se ve a los amotinados
gritar las palabras que les dijo un misterioso personaje que encontraron esa
noche: Vosotros seguid la liebre, que
ella se cansará. Intentan infructuosamente asaltar la casa del Ministro.
Los días siguientes la violencia se radicaliza y los amotinados hacen llegar
estas peticiones al Rey, que poco tenían que ver con la prohibición de la capa
y el sombrero, pero sí con muchas cuestiones que enfurecían al pueblo: que se destierre de los dominios españoles
al marqués de Esquilache y a toda su familia, que no haya sino ministros
españoles en el Gobierno, que bajen los precios de los comestibles, que sea
conservado el uso de la capa larga y el sombrero redondo, que Su Majestad se
digne salir a la vista de todos para que puedan escuchar por boca suya la
palabra de cumplir y satisfacer las peticiones. El Rey respondió tarde a
estas cuestiones, cuando ya todo el motín se había extendido por España en sus
principales ciudades.
Carlos III
cumplió con varias de las exigencias y Esquilache marchó al destierro
pero una consecuencia aún más grave saldría de todo este asunto. Desde hace
tiempo la corona mantenía una disputa con los jesuitas: estos respondían ante
el Papa y al poder real le disgustaba esta falta de autoridad sobre quienes
manejaban la educación superior tanto en España como en América (esto es un
gran resumen). El gobierno no tardó en acusar a los jesuitas de esta revuelta y
al año siguiente, 1767, los expulsó de España y todos sus territorios (como las
misiones jesuíticas de la selva amazónica, recordarán la famosa película en las
Cataratas del Iguazú).
Pero ¿qué pasó con la moda de la capa larga?
Lentamente comenzaron a identificarse con personajes barriobajeros y casi de
comedia. Como todas las modas, desapareció pero en el siglo XIX se manifestó
otra vez, pero esta vez con el nombre que le pertenecía por antonomasia, el de moda española.
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