JONATHAN!
jonathan@lolacirmi.com.ar
Adaptabilidad, un componente fundamental.
“El
diseñador argentino se las tiene que rebuscar”
Su
hogar nos recibe y Drew, su pequeño perro, nos da la bienvenida. El lugar es un
espacio habitado por una diseñadora egresada de la UBA, docente y emprendedora;
y como tal nos propone una diversión infinita a los ojos: muestras de tela, una
mesa de corte casi protagonista de la casa, una biblioteca diseñada por ella
misma –¿les conté que además casi es arquitecta?- y cubos apilados a forma de
estantes que contienen sus Pitimini, su reciente marca de bolsos para
teletrabajadores.
Así es que Paola Cirelli con sus 36
años vive inmersa dentro de su propio universo, el cual decidió abrirlo en 2012
para capacitar a profesionales del diseño en distintas áreas poco estudiadas
durante la carrera de Diseño. Y así creó Estudio de Diseño Integral de
Indumentaria (EDII) que transcurre en un espacio exclusivo que le asignó dentro
de su hogar.
Y como si le sobrara tiempo, durante
el 2009 cuando conoció a Marcela Chiesa y Paola Siciliani mientras dictaban
clases en un Terciario de Moda todas juntas decidieron profundizar un tema que
las venía incomodando un poco: el mal uso de la palabra tendencia en el marco
de la moda y el diseño y así explicar lo que realmente es. Por supuesto que un
tema llevó a otro y finalmente terminaron por publicar en octubre del 2012 su
libro “Buenos Aires es Tendencia, Diseño de Indumentaria en la era digital” que
intenta –y logra- explicar el mundillo de la moda argentina tan poco entendido
pero a la vez tan deseado por hombres y mujeres.
¿Cómo
nació la idea de hacer un libro sobre el diseño argentino?
Cuando sos docente querés profundizar
mucho más los temas que venís armando para dar clases. La organización de una
clase va más allá de aquello que tenés que proponerle al alumno. Entonces, como
Marcela estaba dando Tendencias en la EAM, Paulina Sociología y yo Proyectual,
que es la base del diseño, nos surgió la idea de hacer un libro sobre
Tendencias que explicara realmente lo que son y para que son utilizadas.
¿Es
decir que las tendencias no son simplemente “el color que se va a usar”?
No, las tendencias son manifestaciones
sociales, que se van dando, como cambios planteados o necesidades de un grupo
reducido. Puede ser que se lean en diferentes partes del mundo pero que no es
algo masivo. Una tendencia puede ser un cambio de alimentación como un uso
diferente de indumentaria. Hay tendencias que mueren porque no lograron
masificarse y otras que al masificarse y leídas e incorporadas por más gente se
tornan moda. Es moda el uso de tecnologías en los celulares pero ya no es
tendencia. Esa necesidad de comunicación se manifestó hace más de 20 años
atrás.
Pero
el libro no trata sólo este tema, va más allá. ¿Cuáles fueron los disparadores
para que la publicación sea un análisis del diseño argentino?
Cuando empezamos a tratar el tema nos
dimos cuenta que podíamos incorporar muchas cuestiones más en ese proyecto de
investigación. Fuimos delineando punto por punto cual era el marco conceptual
en donde íbamos a encajar esas ideas. Entonces ahí empezamos a plantearnos una
cuestión sobre el diseño de indumentaria que todavía no se había escrito. Si
bien hay libros sobre Sociología de la moda como los de Susana Saulquin, otros
sobre el cuerpo y el diseño como el de Andrea Saltzman no había puntualmente
sobre el diseño de indumentaria, en la argentina, el diseñador como perfil de
trabajo y cuáles son las herramientas que los diseñadores requieren en un mundo
que ha cambiado.
¿Y
cuáles fueron esos puntos que enmarcaron “Buenos Aires es Tendencia”?
Fuimos buscando ejes que pudiesen
hilvanar esa idea que era el libro y por esto nos propusimos hablar sobre la
historia del diseño en Argentina. Tuvimos que recortar ese período desde la
creación de la carrera universitaria de Diseño de Indumentaria y Textil en
1989. Y al tomar este punto de referencia nos parecía que debíamos incluir
también a esas personas que fueron parte y responsables de la creación de la
carrera universitaria, como Ricardo Blanco y Susana Saulquin.
Por otro lado, nos propusimos idear cuál
era el perfil del diseñador de indumentaria argentino y explicar su verdadera
función, que es la de resolver un problema a través del diseño de una manera
estética. Y por último, tomamos distintas voces que habían sido parte desde el
comienzo del diseño en la Argentina y también algunos nuevos miembros de este
mercado como Petite M y Ladrón de Guevara.
¿Cuál
fue el criterio que utilizaron para incluir a ciertos diseñadores dentro de sus
entrevistas?
Abrimos el paraguas y elegimos
diseñadores que hayan generado un cambio sustancial en el mercado. Un claro
ejemplo fue Martin Churba junto a Jessica Trosman, quienes fueron los primeros
que modificaron la forma de ver el diseño. Por su parte, elegimos a la marca
Jazmin hebar porque dentro de lo que es el diseño es una empresa conformada con
capitales que se fueron sumando y hoy día es una empresa que tiene por detrás
un empresario (Claudio Drescher, entre otras cosas creador de Caro Cuore y
Vitamina) con una visión global desde donde seguir. Buscamos voces diferentes.
Si
Japón tiene sus materiales inteligentes, Italia es el taller del mundo de la
moda y New York en conjunto con Londres aportan la modernidad al diseño, ¿qué
le aporta buenos aires y sus diseñadores al mundo?
Buenos Aires plantea una mixtura por ser
un pueblo generado por distintas culturas, lo que hace que tengamos una visión muy abierta del mundo. Japón e Italia tiene una cierta estigmatización de su
potencial, mientras que nosotros tenemos un poco de cada cosa, lo que nos hace
parte de todos. Si uno mira cualquier expresión artística nuestra puede ver que
somos parte de un todo que le hace un aporte más a este mundo de artistas.
Además, lo que tenemos nosotros es un poder de adaptabilidad admirable.
El
diseñador argentino se la rebusca…
Se la tiene que rebuscar. El año pasado
fui a hacer un curso a España con una marca que se llama La casita de Wendy y
lo interesante fue ver que ellos no tienen problemas productivos. La diseñadora
diseña, lleva a su tallerista a buscar las telas a Portugal, imprime las telas,
confecciona y no tiene mayores problemas. Acá los talleres son todo un tema.
Hay que conseguir uno que te entienda y te cumpla. Pudo haber pasado un mes y
te devuelven los materiales sin hacer que por cuestiones técnicas o porque no
lo saben hacerlo, no lo hicieron. Entonces estamos buscando soluciones
constantemente, lo que nos hace únicos.
Incesantemente
se trata de diferenciar el diseño con autoría y no diseño. ¿Esa sería la pelea
que existe en la actualidad?
Sí, la diferencia está y es por una sola
cuestión. Un diseño, que detrás tiene un autor, intenta descifrar ciertas
necesidades que la sociedad le plantea y le retribuye con una prenda que trate
de satisfacer esas necesidades no es lo mismo que un vestido que confecciona un
modisto por la necesidad puntual de un individuo. Siempre habrá una prenda con
diseño mientras haya un autor detrás que intente remantizar las tendencias globales y adaptarlas al público que sigue su marca. Una prenda con diseño
tiene un valor añadido que es el estudio de las necesidades que hicieron para
que la persona compre ese indumento para satisfacer esas exigencias.
Por ejemplo cuando comencé a formar
Pitimini, hice un estudio de los teletrabajadores e ideé un objeto que satisfaga las necesidades de esos trabajadores.
Y
ya que tocamos el tema de Pitimini ¿por qué te inspiraste en Le Corbusier y
Tadao Ando para diseñar tus bolsos dirigidos a los teletrabajadores?
En la época que yo estudiaba Arquitectura
en los noventa, Le Corbusier era el padre de la arquitectura a pesar de que ya
en los años 20 había ideado la Arquitectura Racionalista. Al estudiar todo eso
en la UBA, lo tenía muy inmerso en mí. Me fue sumamente interesante la
modulación que generaba porque en los años 20 la falta de viviendas debido a la
Primera Guerra Mundial había creado una necesidad habitacional gigante.
Entonces propuso resumir los material y utilizar el menor espacio posible. Es
así que mis bolsos se inspiran en sus formas lineales y en el ahorro de la
moldería y materiales a la hora de realizarlos. Y por otra parte, me inspiré en
Tadao, que a su vez él mismo se inspiraba en Le Corbusier, para darle los
detalles minimalistas que los bolsos tienen.
HASTA EL PRÓXIMO MIERCOLES!