viernes, 21 de febrero de 2014

ANTES MUERTA QUE SENCILLA by Sophie!!


@SophieRohirrim

Sophie@lolacirmi.com.ar






      Esta mañana, mientras caminaba los 15 minutos que me separan de casa hasta la universidad bajo una helada llovizna y con 20 kilos de ropa de abrigo, noté algo particular. Será la juventud de las universitarias, desconozco la razón exacta, pero mientras yo me pongo 4 capas de abrigo, ellas sólo llevan un pulóver (jersey para los españoles que me leen) y una camperita de cuero. Sé que están pasando frío, lo sé, lo veo en sus ojos. Pero imagino que no querrán parecerse a una señora como yo que voy en modo "si me caigo, reboto de tanta ropa". Y me pongo a pensar si esto es de ahora o los jóvenes siempre prefirieron el lucirse a la funcionalidad de la vestimenta. Y recordé un episodio de la historia muy particular, que me contaron en mi primer año de la UBA, allá en Ciudad Universitaria por el 2002, la "fiebre de la muselina".

            Cuando el 28 de mayo de 1804 Napoleón Bonaparte es coronado emperador de los franceses; en Francia y por influencia, en otros países de Europa, se generan movimientos estilísticos que intentan emular (otra vez) las grandezas de la antigüedad imperial romana y la cultura griega por defecto. El neoclasicismo se impuso no sólo en las letras, sino en la música, las artes, la arquitectura y se extendió a lo largo del siglo XIX, a pesar del abrupto final del intento imperial napoleónico. Las formas clásicas invadieron las ciudades y Buenos Aires, discípula fiel de París, también es un ejemplo de neoclasicismo... ¿o acaso nuestra catedral no es el partenón porteño?


Madame de Vervinac de Jacques Louis David (1799)


Por supuesto, la vestimenta sufrió la injerencia de este estilo y la denominada moda Imperio, fue furor en Francia y muchos países de Europa. Los vestidos eran una especie de recreación del atuendo romano y griego adaptado a la época. Se usaron géneros livianos para las mujeres como la muselina, batista, lino, tul y el algodón, gasas y sedas. Esta moda representaba todo lo contrario a los grandes y armados vestidos de la realeza derrocada. La moda imperio era la reivindicación del triunfo de la burguesía sobre la nobleza, gracias a la Revolución y a Napoleón.  






En París, las mujeres paseaban sus muselinas bajo las terribles heladas invernales sin nada más que un chal para cubrir sus casi transparentes vestidos. Es así, que se multiplicaron las enfermedades como gripes, catarros, tuberculosis, todas fatales para la época, en una era sin antibióticos. Se dice que los médicos coetáneos se desesperaban ante tal inconsciencia y no dudaron en llamar a este conjunto de síntomas, "la fiebre de la muselina". Aparecieron chales, boleros y abrigos de dudosa eficacia pero sin duda elegantes.



Los ingleses vencieron a Napoleón en Waterloo pero se llevaron de Francia el estilo imperial, y lo acomodaron más a su estilo de vida burgués tanto urbano como campestre y  a su clima, con telas más gruesas y con estampados de flores. Este es el estilo que lucían Elizabeth Bennet y sus hermanas en Orgullo y Prejuicio, y el que vemos en muchísimas representaciones de la época. Si bien, como vemos en la imagen, existían ciertas variantes de abrigo, probablemente nunca fuera suficiente. Esta debe ser la explicación de porqué en todas las novelas de Jane Austen alguna se moja con una lluvia cualquiera y pasa 10 días en cama a punto de morir!! 


















HASTA EL PROXIMO JUEVES!! SI TENES SUGERENCIAS O QUERES SABER MÁS! ESCRIBIME!! SOPHIE@LOLACIRMI.COM.AR

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